Podemos definir la obesidad como una enfermedad crónica de etiología multifactorial que se desarrolla a partir de la interaccion de la influencia de factores sociales, conductales, psicológicos, metabólicos, celulares y moleculares.
Según la definición clásica, la obesidad es un aumento de peso o un exceso de grasa corporal en relación con el peso estándar, que viene dado fundamentalmente por la talla, el sexo y la edad.
En realidad, la obesidad es un exceso de tejido graso y no solamente de peso, es la alteración nutricional más común en el mundo, el exceso de grasa corporal es una condición preocupante debido a que presenta un factor de riesgo que incrementa la morbilidad y la mortalidad. Durante largo tiempo ha sido considerada como un signo de buena salud e incluso como un signo de bienestar económico y social, la obesidad se comtempla actualmente como la causa principal de diversas patologías, tanto metabólicas como motoras, sin olvidar la relación existente entre la obesidad y algunos trastornos psíquicos. Sin embargo, la publicidad que nos invade incita a comer alimentos con alto contenido de azúcares y grasas, productos que contribuyen al aumento de peso, además los anuncios publicitarios de productos alimenticios suelen estar hechos por personas de figura muy estilizada, lo que no deja de ser una paradoja, dado que las modelos profesionales anunciantes, suelen seguir dietas de adelgazamiento a veces extremadamente estrictas y perjudiciales. La obesidad es un problema de gran actualidad que en los paises industrializados, debido a su alta frecuencia, preocupa tanto en el ámbito sanitario como a sociólogos, antropólogos y profesionales de la educación física.
El diseño de un programa de ejercicio físico para una persona obesa debe partir del hecho de que se debe ir de menos a más. Partiendo de esta premisa, debe iniciarse con la práctica de ejercicio moderado durante 150 minutos a la semana, es decir, sesiones de 30 minutos repartidas en cinco días a la semana. Esto es suficiente para empezar a perder peso, pero no para mantener el ritmo una pérdida constante, por lo que al poco tiempo habrá que incrementar el tiempo dedicado al ejercicio físico a 300 minutos por semana, es decir, una hora al día durante cinco días.
El segundo paso es determinar el tipo de ejercicio que debe realizarse. Cualquier programa debe contemplar básicamente dos tipos de ejercicios. Los primeros son las llamados ejercicios anaerobios (caminar, correr, bailar, nadar, etc.), que no requieren ningún tipo de equipamiento especial y permiten ejercitar un gran número de músculos.
También deben realizar ejercicios de fuerza (pesas, yoga, abdominales, etc.), que además de mejorar la condición física, aumentan la resistencia, mejoran el tono muscular y ejercitan los grandes grupos de músculos. Cualquiera de ambos tipos de actividad física debe ir siempre precedido de un calentamiento y cerrarse con ejercicios de enfriamiento, con el fin de evitar posibles lesiones.
A continuación os mostramos un ejemplo de ejercicios simples que pueden realizar las personas obesas:
- Caminar con paso rápido: Como una marcha atlética donde se utilizan los brazos para dar impulso. En rutinas para obesos, se sugiere caminar para minimizar el impacto del peso del cuerpo sobre las articulaciones. Sin embargo, si existe dolor en extremidades, es conveniente montar en bicicleta, nadar o remar.
- Escaleras: Subir y bajar escaleras de forma continua durante 10 minutos al menos. También se puede utilizar el escalador de un gimnasio o el caminador elíptico. Como la intensidad será menor, el tiempo mínimo de ejercitación puede ser de 15 minutos agregando un minuto por semana.
- Actividades aeróbicas: Otras actividades aeróbicas como remar o pedalear. Si no existe la posibilidad de realizarlos al aire libre, existe la opción de ejercitarlos en el gimnasio. Se puede dividir la rutina en 10 minutos de remo y 10 de pedaleo, aumentando 1 minuto por semana.
- Actividades anaeróbicas o de musculación: Se pueden hacer ejercicios con pesas, ejercitando grandes grupos musculares. Prensa de máquina, poniendo en juego tanto la musculatura de las piernas, cuadriceps, isquiotibiales y de la cadera, como los glúteos. Polea de pecho, etc.
Si logramos combinar ejercicios aeróbicos con los de musculación, podremos combatir más eficazmente la obesidad, obviamente realizando también una dieta equilibrada.
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