jueves, 10 de noviembre de 2016

BENEFICIOS DEL EJERCICIO FISICO PARA EL SISTEMA DIGESTIVO




El aparato digestivo se extiende desde la boca hasta el ano, es el encargado de recibir los alimentos, fraccionarlos en nutrientes (digestión), absorberlos hacia el flujo sanguíneo y eliminar del organismo los restos no digeribles de estos alimentos.
El tracto gastrointestinal se compone por este orden, de la boca, la garganta, el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso, el recto y el ano. El aparato digestivo también incluye órganos que se encuentran fuera del tracto gastrointestinal, como el páncreas, el hígado y la vesícula biliar.






La digestión completa tarda entre 24 a 72 horas. El ejercicio puede mejorar la eficiencia del proceso digestivo y ayudar a mantener un peso adecuado. Mantener un peso adecuado puede evitar y mejorar condiciones como el reflujo gastroesofágico y la obesidad, además de condiciones pulmonares y cardiovasculares, entre otras. 
Las personas que padecen de reflujo gastroesofágico y ansiedad generalizada pueden beneficiarse de ejercicios aeróbicos de bajo impacto como andar en bicicleta, caminar de forma ligera, yoga y Pilates. No se recomiendan ejercicios de alto impacto como correr a alta velocidad a personas que padecen de desórdenes digestivos, ya que estudios clínicos han reportado algunos casos de pacientes corredores que sufren de nauseas, diarreas, reflujo gastroesofágico y gastritis aguda.


 Sabemos que el ejercicio físico tienen muchos y diversos efectos positivos sobre la salud del organismo, sin embargo, su vínculo con la digestión es aun controvertido. Por ello, hoy te mostramos los beneficios del ejercicio sobre el aparato digestivo:
  • Incrementa el metabolismo, acelera los procesos digestivos evitando la sensación de pesadez tras las ingestas y reduce el riesgo de sufrir estreñimiento.
  • Favorece la motilidad intestinal lo cual mejora el tránsito y previene el estreñimiento así como la diverticulitis.
  • Reduce el estrés y los malestares digestivos asociados a éste. Las personas con síndrome de intestino irritable o gastritis pueden beneficiarse con una actividad física de intensidad moderada y placentera.
  • Mejora el control del apetito al provocar cambios hormonales, y por ello, reduce el riesgo de realizar ingestas copiosas que generan molestias gastrointestinales posteriores.
  • Mejora la fuerza y el tono muscular en la zona media del cuerpo, lo cual previene el estreñimiento y contribuye a mantener los órganos internos en su lugar.
















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