sábado, 22 de octubre de 2016

BENEFICIOS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN LOS ADULTOS MAYORES (TERCERA EDAD)

Cada vez son más las evidencias científicas que relacionan un adecuado estilo de vida con la mejora en la calidad de la misma. Los programas de actividad física deben incorporarse a las tareas diarias de cualquier persona pero muy especialmente a la población de mayores. Incorporando actividades de carácter multidimensional que procuren mejoras en capacidades fisiológicas, emocionales y psicológicas.

 La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la calidad de vida en función de la manera en que el individuo percibe el lugar que ocupa en el entorno cultural y en el sistema de valores en el cual vive, en relación con los objetivos, criterios y expectativas; esto, matizado con su salud física, su estado psicológico, su grado de independencia, sus relaciones sociales, los factores ambientales y sus creencias personales (OMS, 1998).

La actividad física en el adulto mayor puede ser considerada también como actividad recreativa que este grupo en particular de personas podría realizar con el fin de lograr otros objetivos (no fisiológicos) como por ejemplo: liberación de tensiones emocionales, reafirmación personal e interacción social. Los adultos mayores pueden obtener muchos beneficios si realizan ejercicio regularmente, y no solo a nivel físico, sino también emocional, porque les ayudará a afrontar la vida con más optimismo y a relacionarse con los demás, evitando de esta forma la soledad, un factor de riesgo para la salud física y mental de las personas mayores que es posible prevenir con actividades que faciliten la socialización. Además, incluso hay estudios que han comprobado que hacer ejercicio retrasa el envejecimiento del cerebro y puede prevenir el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
Para los adultos de este grupo de edades, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos caminando o en bicicleta), actividades ocupacionales (cuando la persona todavía desempeña actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.




Aunque no hayas sido muy activo a lo largo de tu vida, nunca es tarde para abandonar el sedentarismo, y entre los principales beneficios que proporciona la práctica de ejercicio físico en la tercera edad destacan:
  • Aumenta la sensación de bienestar general.
  • Ayuda a mantener un peso corporal adecuado.
  • Rebaja la proporción de grasa corporal.
  • Reduce el riesgo de desarrollar diversas patologías como: alteraciones cardíacas, diabetes, o hipertensión.
  • Disminuye el estrés y el insomnio.
  • Mejora la salud física y psicológica de forma general.
  • Fortalece el concepto de autoestima, y de la imagen corporal.
  • Ayudar a controlar el nivel de lípidos, azúcar en sangre, etcétera.
  • Reduce y retrasa el deterioro cognitivo porque estimula la neuroregeneración.
  • Favorece la liberación de endorfinas, sustancias involucradas en el bienestar emocional y la felicidad.
  • Disminuye el riesgo de desarrollar depresión.
Está científicamente comprobado y es socialmente aceptado que llevar un estilo de vida sedentario aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad. Resulta de suma importancia el fomento de la actividad física en todas las personas, como factor favorable para mejorar la calidad de vida de las personas, y más aún, en personas mayores, en el que su calidad de vida se ve reducida por la dependencia y enfermedades crónicas que en este grupo se produce con más frecuencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario